Hoy he visto las fotografías más hermosas de mi vida. En ellas un amigo, un amante, un todo, ese alguien que me contó y me enseñó...todo, se veía radiante, feliz. Las líneas de su rostro, esas que deja el tiempo andado, se marcaban con mayor intensidad, las venas de sus brazos parecieran no poder contener la sangre, quizás por lo incontenible también de los sentimientos que lo pueden cobijar a uno cuando la magia de la vida ocurre frente a tus ojos, cuando después del tiempo te conviertes en papá. Y créanme que, a pesar de los pesares, de ver allí mis anhelos reflejados, de sentir en la distancia sus largos cabellos, de recordar lo que fue, sigue siendo y ya no será, de las lágrimas que corren, aun ahora por mi rostro, la alegría embarga mis sentidos, no lo puedo creer, me siento feliz, dichosa al ver-los juntos, extasiados. Y comprendí que esos sentimientos que se cultivan por más de 10 años solo pueden reflejar amor. Amor-amar la felicidad, amor-creer y aprender, amor-amistad, amor...
Contar las historias de lo que veo, escucho y siento de este mundo que he observado desde pequeña, fascinada, anhelando vivirlo todo. Una mirada desde esta experiencia humana que me permite ser, a la inmensidad de la vida que me queda por descubrir y redescubrir.