Todas las noches de nuestra vida nos limitamos, en la mayoría de las ocasiones, a dormir. A muchos les encanta, lo consideran relajante, no ven la hora de culminar las actividades diarias que lo alejan de su tan anhelada cama, para dirigirse rápidamente a su morada y conciliar el sueño. Entonces surge mi interrogante, todos disfrutamos soñar? O hay otros y otras por demás, a los que nos da miedo cerrar los ojos y adentrarnos en el inconsciente, sin saber qué nos depara cuando ello sucede. A mi particularmente me atemoriza, unas noches mi cabeza se llena de amor, de encanto, de fascinaciones, pero la mayor parte del tiempo mis sueños están llenos de muerte, de violencia, de sangre, de temor, los fantasmas del mundo se ponen de acuerdo y todos se toman por vías de hecho la comodidad de mi cama y no me dejan descansar en paz. Así las cosas, cuando alguien decide visitarme de noche, en mis sueños, es casi una premonición, un vaticinio, un encuentro que más temprano que tarde se va a da...
Contar las historias de lo que veo, escucho y siento de este mundo que he observado desde pequeña, fascinada, anhelando vivirlo todo. Una mirada desde esta experiencia humana que me permite ser, a la inmensidad de la vida que me queda por descubrir y redescubrir.